Seguiré luchando día a día con una sonrisa

Fecha de publicación: 11-07-2018

Seguiré luchando día a día con una sonrisa

Yo con mis palabras les podría mentir, pero no me gusta, así que aquí les comparto mi historia tal y como es. Mi día empieza tempranito y a veces me despierto con un poco de frío porque mi esposa ya se ha levantado de la cama, pero un café y un beso suyo lo arreglan todo.

A mi amor, mi Emma, la conocí hace más de 40 años en el campo recogiendo agua de las vertientes naturales, como dice la canción tirándole piedritas a la quebrada. Me acerqué a ella y sin dudarlo, le dije "quisiera ser picaflor y tú clavel, para chupar lo dulce de tu boca" y saben qué respondió? "Déjeme pensarlo" pero yo tenía muy claro que esa era la mujer de mi vida así que mi última palabra fue que si es si, si y si es no, no.

Y ya ven, ya tenemos tres hijos grandes a los que les di todo hasta lo mío, para que nunca les falte nada, y ellos a cambio me dieron mil alegrías y tres nietos maravillosos.

Empecé trabajando en la industrial textil tiñendo telas siete días a la semana, y así estuve durante 19 años, hasta que un día decidí que tenía que buscar nuevos rumbos y metí carpeta en el Solidario. Yo le pongo gusto a la vida y en el trabajo nunca digo no, porque estoy agradecido de ser útil para mis compañeros y también para mi familia. Desde que empecé como mensajero he tenido tres maletas que son mis compañeras de trabajo y por eso les pongo nombre; la primera se llamaba Marta Julia, como la culebrita que escabulle por todos lados; la segunda era mi Valentina, porque siempre le coge el día; y la que tengo ahora es la Tomasa, bueno, porque es una maleta negra.

He aprendido que la vida no es solo que uno sea feliz, porque el que no nació para servir, no sirve para vivir. Yo empecé desde abajo y puedo decir que, aunque no tengo tierra ni en las uñas, soy un hombre rico.

Mientras tenga salud, el amor de los míos y la compañía de mi Negra Tomasa, seguiré luchando día a día con una sonrisa.

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